En verdad, nuestro mundo es un mundo de información y energía en diferentes vibraciones, ritmos y frecuencias. La energía y la información se trasmite, se recibe tanto dentro como fuera de uno mismo. En nuestro interior pulsa una fuerza vital en forma de instinto de supervivencia, generando impulsos, reflejos, sentimientos, deseos y motivación. La energía e información externa nos viene a través de las experiencias, de los sentidos, de las relaciones, del vínculo.
Ambas dos afluencias de energía e información son recibidas por los sentidos y por el cuerpo (tripas, estómago, pecho y garganta) depositadas en nuestro sistema nervioso. Ambos torrentes de energía e información son llevados a la mente, primero a la mente concreta. Esta dimensión superior se encarga de la cognición, del saber, de la percepción, de la interpretación y de la trasmisión de las órdenes en forma de emoción, que se traducen en acciones generadoras y co-creadoras del mundo donde vivimos y conforman la realidad. A su vez, esa energía e información que enviamos al exterior a través de nuestra expresión, interactua con otras energías y nos es devuelta en forma de experiencias, fenómenos, vivencias.
Si no hay ningún obstáculo, polaridad o patrón que se active, es decir ego, nos lleva más allá de nosotros mismos, para traer lo creativo, lo nuevo, lo armonioso.
Si hay algún obstáculo o ego, la energía activará un patrón de pensamiento, de emoción y de acción que funciona desde la repetición, desde la resistencia, desde la desconexión y proyectará la sombra inconsciente sobre la Realidad o los demás. Activamos la apariencia o máscara, una reacción de ataque, huida o parálisis a algo desconocido y nuevo que queremos controlar y manipular para que nos dé placer y evitar el dolor.
La armonía y coherencia entre el exterior y lo interior, puede llenarnos de gozo e inspirarnos a crear Belleza, Bondad y Verdad o puede convertirse en un campo de batalla. ¿De qué depende esta diferencia? De nosotros mismos, de los filtros o distorsiones de nuestra percepción, de nuestros bloqueos y traumas, de las creencias, de las heridas, nuestras necesidades y deseos, de nosotros en relación con los demás (o el medio).
Esto es lo que vamos a descubrir a través de un recorrido por los procesos de la mente desde el Observatorio.
Es momento de experimentar un cambio de perspectiva, donde el ego, los pensamientos y sentimientos, dolores, preocupaciones, reacciones, resistencias, las heridas, la repetición, la negación, la represión o bloqueos, etc. puedan ser observados desde otra perspectiva y comprendidos para poder integrarlos y dejar que lo nuevo aflore en nuestro interior.
Sat Nam
